Bailabais
como nadie. Eso decían todos, y era muy cierto. Ensayando una y otra
vez con la exigencia y el compromiso del trabajo bien hecho.
Cada
giro era una promesa de libertad. Esa complicidad de movimientos,
cuando se cruzaban las miradas y saltaba el brillo en los ojos,
emocionaba al público, que contemplaba extasiado la ejecución,
mientras sonaba el tema principal de la película 'Ghost', Unchained
Melody. Esa Melodía desencadenaba
un cúmulo de emociones difícil de definir. La danza albergaba una
esperanza de ser mejores en un mundo hostil y poder volar hasta el infinito.
Aquel
día, la máquina disparaba al son, a contratiempo, como un metrónomo ajeno, fuera
de sí, de ese mundo envolvente, donde los pasos se deslizaban
alegres y sentidos, mientras el fotógrafo apuntaba desde la altura,
oteando para no perder detalle, hechizado, en trance, por aquella
magia y comunión, sin apenas testigo que pudiese contar lo que
habían vivido.
El baile, la danza, crea un espacio mágico donde todo parece posible, donde lo que está alrededor desaparece para generar un espacio mágico.
ResponderEliminarMerche, ¿será "volar" hasta el infinito?
Besitos
Acabo de ver el vídeo de Erik Satie, no sé si estaba antes. ¡¡Linda!!
Efectibamente, es "volar" y no "colar", se me ha colado, jajaja... Eso me pasa por o repasar el texto y escribir de noche, ainsss... Muchas gracias, preciosa.
EliminarGracias por descubrirme a Satie, amiga. Conocía su música, pero no a su autor. Me acompañará durante un tiempo... La pongo de fondo cuando estoy leyendo o escribiendo.
Mil besos
Eso es espíritu de libertad...
ResponderEliminarNada ni nadie podrá con su fuerza de espíritu.
:)
Besos.
La libertad es una de las cosas buenas que te aporta la danza. Desgraciadamente, esa pareja de baile ya no está entre nosotros. Mis amigos se fueron no hace mucho, y se disolvió el grupo de baile de salón en el que yo también estaba.
EliminarMuchos besitos!
No se puede expresar mejor cómo eran esos bailes, tan reales y tan oníricos.
ResponderEliminarGracias Merche.
Muchas gracias, Yayita! Sí que eran mágicos y te ponían la piel de gallina. Nadie se quedaba indiferente al verlos. Hoy echo mucho de menos a esos bailarines y muy queridos amigos.
EliminarUn beso grande.