Déjame ser tu
almohada donde descanse tu pelo blanco de luna,
te bajaré nubes
tiernas de algodón que suavicen tu pesar.
Déjame ser tus
manos que limpien las telarañas de tu frente,
te traeré
lluvia tenue como gotitas de rocío con que dar luz y brillo a tus
recuerdos.
Déjame ser tus
oídos que oigan nuestras palabras de aliento
y te rescaten de
la oscuridad de tu negro presidio, de tu cadena perpetua.
Déjame ser tus ojos que, como un rayo de luz, te devuelvan la ilusión
e iluminen tu interior de niña pequeña, de niña pequeña.
Déjame ser tu
boca, tu piel, tu corazón, que sienta nuestras caricias
y tejan un nido
donde cobijar los pájaros que se escapan buscando otro cielo.
Déjame
abrigarte el corazón con el nuestro, en un hilo,
en la frontera
de los sentimientos que desbordan ríos de cariño.
Déjame decirte
y hacerte todo lo que no te dije, todo lo que no hice,
cuando tu vida
era una entrega incondicional de generosa guerrera,
donde la sangre
era el vínculo más fuerte al que tú te entregaste,
para que no le
faltase nada a los tuyos, que eran los míos, que son los nuestros.
Déjame soñar
contigo, madre, en esta noche tan larga,
para recuperar
lo perdido, para aliviar lo llorado.
Para que un rayo
de luz ilumine tu sonrisa, que es la mía, que es la nuestra.
ResponderEliminarDéjame que te abrace, Merche, como lo hicieron conmigo tus versos.
Imagino la gran madre que has tenido viendo la gran mujer que eres tú.
Besitos
Muchas gracias, amiga!
ResponderEliminarTe mando un abrazo correspondido, en este cruel confinamiento.
Biquiños
"Déjame abrigarte el corazón con el nuestro, en un hilo,
ResponderEliminaren la frontera de los sentimientos que desbordan ríos de cariño"
Hermoso poema, muestra ese vínculo único y cariñoso de madre e hija.
Abrazos!
Me has hecho llorar, que maravilloso poema a esa gran guerrera que es tu madre,siempre la he admirado
ResponderEliminarMuchas gracias, Patricia.
ResponderEliminarCiertamente, es un vínculo muy fuerte entre una madre y una hija. Y el COVID-19, en estos momentos, nos evita estar con nuestros mayores.
Besitos
Muchas gracias, amiga Vicky! Es bueno llorar de emoción. Sé de tu admiración hacia mi madre, fue y es una guerrera.
ResponderEliminarBesitos