Breves momentos de inspiración y alguna noche de insomnio

domingo, 16 de agosto de 2020

Corto y cambio 33. El sueño

 El sueño la engullía cada noche en una oquedad húmeda y silente. Entonces aparecían los duendes y, sin dejar de mirarla, rajaban el cielo y plantaban setas venenosas con que matar a los muertos.

No siempre era así, a veces, cuando el calor vaciaba la playa, el sueño disparaba salvas de dicha. Entonces aparecían los niños vestidos de marineritos, niños de cromos antiguos que jugaban con el aro o con el diablo mismo. Y niñas de tirabuzones que abrazaban a sus muñecas como diminutos seres vivos de inertes carnes.

Era entonces, y no antes, que llegaban corriendo pegasos alados, y levantaban el lecho hasta prenderlo en las estrellas con alfileres sutiles de novia. Allí y solo allí, veía a tantos seres queridos, que le devolvían su eterno amor y la confianza en un mañana.

 

6 comentarios:

  1. Confiar en un mañana es lo que nos hace seguir. No nos queda otra. Confiar y seguir.

    Un abrazo!! :)

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    1. Dicen que la esperanza es lo último que se pierde, y para confiar hay que tener mucha esperanza.
      Seguir, Quijo, seguir, como tú bien dices, no queda otra.

      Besitos

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  2. Pegasos alados... más bonitos, imposible!!!

    Besos.

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    1. Queda bonito el epíteto de "pegasos", no hacen mala pareja, jeje... En serio, también me gustan a mí.

      Besitos.

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  3. Unos sueños muy vívidos, me da la sensación. Y un buen lugar para recuperar la confianza.

    Besitos

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    1. No hay nada mejor que tener un hermoso sueño y recordarlo todo al despertar. Es como vivirlo de forma intensa dos veces.

      No es un mal lugar, no...

      Un beso enorme

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