Breves momentos de inspiración y alguna noche de insomnio

sábado, 4 de abril de 2020

Calle empinada

  

Cada escalón, un suspiro empedrado
hacia un final incierto, oculto entre las ramas;
una tarde cualquiera de verano
en un mágico rincón de Frigiliana.

Cada maceta, una invitación a adentrarnos en las casas
de blancas fachadas, ventanas pequeñas, persianas echadas,
la calle callada, sin niños ni ancianos, sin ruidos ni nada,
mira amablemente la tarde calmada,
un momento quieto de siesta preñada.

Hacia dónde tu escalera, hacia dónde mi mirada,
se quedó en la bicicleta apoyada en la fachada,
con fragilidad manifiesta reposa su alma
y toma el aliento que tanto hace falta
para subir arriba, para seguir su marcha.

Difícil camino de calle empinada.

5 comentarios:


  1. A veces la vida se convierte en una calle empinada. Y seguramente requiere que calmemos el paso para mantener las fuerzas que nos permitan llegar arriba. Aunque no sé si es necesario llegar arriba. Seguro que encontramos alguna puerta que se abra en el trayecto y nos permita entrar y descansar.

    Un abrazo enorme, Merche

    ¡Qué bella poeta eres!

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  2. @Alís
    Sí, dulce amiga, menos mal que en el trayecto se nos van abriendo puertas y ventanas amorosas que acarician el alma y hacen renacer la esperanza.

    Muchas gracias, tesoro!
    Cienes y cienes de besos

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  3. * Foto: Calle Zacatín (Frigiliana, Málaga)

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  4. Este poema me recuerda a una tarde de agosto calurosa y el aire fresco de las casas de los pueblos andaluces

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  5. @orosita61@gmail.com
    La verdad es que la imagen es muy evocadora de pueblo andaluz encalado y caluroso.
    Besitos calurosos.

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