La música da calor
al otoño casi invierno
con un lenguaje extranjero
y a la vez universal
en instrumentos complejos,
tan extraños para unos,
tan familiares para otros.
Un trío de músicos,
balalaica triangular,
en cuyos ángulos
se esconden notas
que viajan errantes
buscando casa
en oídos callejeros.
A sus pies,
matrioskas multicolores
encierran deseos
que se ocultan en deseos,
en laberinto interno
cada vez más interno
y nos muestran su esencia
de maternidad fingida,
cuando llegamos a su centro,
esta vez, expuesto a las miradas
como un arco iris desplegado
a los pies de un trío
que regala música
con notas eslavas
que vuelan más allá del horizonte.
23 de noviembre de 2924
Hace 12 horas
Deseos encerrados musicales
ResponderEliminarque cantan con la voz de los caminos...
Y un beso en este encaje de matrioskas
Me gusta la música rusa.
ResponderEliminarY tu poema también.
Besos.
La música da calor...y las palabras y los comentarios de los amigos, amiga.
ResponderEliminarSabes acabo de escuchar en la radio que la puñetera crisis ha acabado con la construcción de esas muñecas, las matriuscas rusas.
Besicos amiga.
- Enric:
ResponderEliminarDeseos encerrados
que cantan desde lo interno.
Besos desde dentro
- Toro:
Me gusta la música rusa.
Y tú también.
Besitos
- Cabopá:
ResponderEliminarHola, amiga convaleciente. Todo el calor de la música y las palabras para ti.
Qué pena que esta maldita crisis pueda acabar con cosas tan auténticas.
Besicos, mi niña
nota dentro de nota dentro de nota
ResponderEliminarsoledad dentro de soledad dentro de soledad
mil besos*