Llego, buganvilla, hasta tu reja
trepando por tu cuerpo recio
mis dedos se aferran
con la angustia del moribundo
que se sabe perdido
antes de huido.
Mis dedos se enredan
entre los barrotes de tu encierro
y florece en roja vida
sobre tu muro macizo
que sillar a sillar
se abre en ventana
que será balcón.
Estera de esparto protege
la cara que se deslumbra
al sol henchido de gloria,
que quiere filtrar su esencia.
Guardapolvo que llora mocárabes
porque le ciega el sol.
Y yo me aferro
para compartir el misterio
que te envuelve
y los siglos de historia
que te coronan.
CONSTERNACIÓN
Hace 8 horas
Mira que son alegres las buganvillas, Mercedes.
ResponderEliminarEn este poema y en esta foto, me gusta el contraste de la vida vegetal enredándose en la piedra y en el hierro fríos.
Un abrazo.
Tienes un don para ponerte en la piel de lo que te propongas e interpretarlo. Y encima lo haces con hermosos versos.
ResponderEliminarMe dan ganas de recitarte tres versos:
y yo me aferro
para compartir el misterio
que te envuelve...
Besitos
- Isabel:
ResponderEliminarMineral Vegetal, que diría el blog de mi amiga Ofelia. Las buganvillas son capaces de alegrar la pared más triste.
Besos alegres
- Alís:
...y yo venero la sencillez con que me sacio
y me confortan los versos que recibo...
Besos sencillos
Gracias, amigas
la buganvilla enamorada trepa la reja...
ResponderEliminary el amor (de siglos) tras la estera...
besos,Merche*
Preciso mirar, Rayuela.
ResponderEliminarBesos de buganvilla.