Málaga se ha vestido de noche y quietud,
con flecos dorados que caen sobre el mar,
negro de luto, —este año sin feria—,
que se ilumina de ámbar, ocre, naranja,
blanco, amarillo... alineados y brillantes.
Noche cálida y serena
para pasear un amor de verano
sin bullicio ni nada que distraiga el sentimiento.
Al fondo, la catedral se ha hecho sol
y preside regia la foto que hoy he capturado para ti,
recuerdo y testigo mudo de una promesa
que tú y yo sabemos que se llevará el viento del otoño.
Bonita foto para enmarcar el poema.
ResponderEliminarBesos.
Gracias! Es un bonito espectáculo, amigo.
EliminarUn besote.
Me quedé pensando en los amores de verano, tan llenos de promesas que caen muertas junto a las hojas de otoño.
ResponderEliminarLa fotografía invita a contemplarla y a pasear por esa noche malagueña.
Besitos, a montones
Los amores de verano son intensos pero efímeros...
EliminarPaseemos por el muelle!
Miles de besos.
¡Qué foto tan bonita!
ResponderEliminarMuchos besos.
Muchas gracias, Montse!
EliminarCienes y cienes de besos.