El sol ilumninaba la mañana,
las olas brincaban, juguetonas;
las rocas, pacientes,
presenciaban la danza
como un público atento
con la cara pintada
de un barniz transparente.
Y a lo lejos, ajeno,
un barco
quiso marcar la línea del horizonte
y supo hacerlo sin necesitar tu oleaje
que distrajese tan arduo trabajo.
EL NIÑO MUERTO
Hace 13 horas
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Esas rocas tienen suerte de disfrutar el espectaculo maravilloso de que rompan juguetonas las olas en ellas.
ResponderEliminarQuizas hay dias que les duela un poco, pero creo que ya estan acostumbradas.
Extrañarian si no fueran bendecidas con su espuma salada.
A lo lejos ese barco sereno, bello, al igual que tus imagenes corazón, como siempre!
Buen fin de semana!
Las rocas impertérritas no se conduelen, quizás gozan del oleaje.
ResponderEliminarGracias, amiga. Besitos.
Las rocas gozan del oleaje y se entregan a él, poco a poco, grano a grano, amoldándose a su antojo. Sólo con paciencia, y mucho tiempo, puede verse el resultado de ese baile diario
ResponderEliminarBesos
Hay que tener paciencia para comprender ese baile y admirarlo en su justa medida.
ResponderEliminarBesitos