A veces pasa que me sorprendo
mirando tu mirada de luna,
buscándote en la nada
o desmenuzando
letra a letra tus palabras,
las últimas, las que quedaron,
testigos perpetuados en el tiempo,
como centinelas que guardan silencio,
estáticos, impertérritos...
Y yo las disecciono,
igual que un cirujano en sala fría,
buscando qué sé yo de tu ausencia;
pero no encuentro nada
que me saque de mis dudas,
que me suture el alma herida.
Duele la convalecencia
como duele la distancia
como duele la noche,
la que se hace dentro,
en lo más profundo,
en el pozo del alma,
donde duermen los rencores
que no se alimentan,
donde duermen las penas
que no se hablan.
LOS SIN NADIE
Hace 16 horas
Rencores que no se alimentan, dolor que aún no se pasa... Sólo el tiempo, ya lo sabemos, cierra las heridas.
ResponderEliminarBesos pacientes y solidarios.
(Me alegro de estar de vuelta)
Si habla la presencia de la ausencia,
ResponderEliminarprepárate un vaso de agua limpia
y dialoga, dialoga hasta beber
las palabras disueltas de tu vida.
Un beso del deseo que haya suerte
Eso es porque esas palabras fueron pero ya no son.
ResponderEliminarEs inútil la autopsia.
Solo reportará más dolor.
Debes buscar otras palabras.
Besos.
Preciosas letras, poesia en estado puro :) Me han llegado al alma como pocas veces suelen hacerlo, como si hubieran echado una moneda a este pozo de deseos incumplidos que es la vida. Pasarás ese período de convalecencia, ya verás como sí...y volverás a andar, más fuerte que nunca :)
ResponderEliminarMe quito el sombrero ante sus poemas señorito, y le dejo un abrazo gigantesco!!! :)
Favole
a veces
ResponderEliminarse vuelan
las palabras...
mil besos*
¡Que dura la convalecencia!
ResponderEliminarCreo que debes salir por la mañana
la luz del sol es cálida, deja la noche de insomnio, se vé todo demasiado negro.
Un abrazo fuerte amiga, desde mi librillo.
Aveces me pasa que tambien me ahogo en mis palabras, me suicidan lentamente, pero animó no hay malq ue dure cien años :)
ResponderEliminarbesines
Eres más rápida que el viento...
ResponderEliminarAntes dejé un comentario que no ha salido jugaba con tus versos y el título del poema...
Me voy a la cama estoy cansadísima, tú deberías hacer lo mismo....
Besicos.
¡Anda qué ya me vale! Siempre dando consejos de arriero/a (risas)
- Hola, vaquiña preciosa.
ResponderEliminarEl tiempo, paciencia, el tiempo...
Gracias por tus besos y por tu vuelta. Yo te mando los míos y mi alegría por verte
- Compañero, Enric.
Me propones un diálogo perverso (son frustrantes los monólogos prolongados en el tiempo)
*Ah, Enric!! me faltaron los besos del deseo, que nunca se deben olvidar ;)
ResponderEliminar- Toro:
Seguiré tus consejos, amigo. Besitos
- Tropiezos:
Me confunden, amigo, tus halagos :) Me alegro que te haya gustado y aprecio tus deseos y premoniciones. Gracias. Besitos
- Rayuela:
ResponderEliminarA veces vuelan las palabras de la misma mesa de operaciones, y esas se van para siempre. Besos, linda
- Rosario:
Ya no sé escribir por la mañana, salgo... pero vuelvo a la noche para seguir escribiendo. Será por eso que tienes razón. Gracias, amiga. Besitos para ti y tu fantástico librillo
- Fay:
ResponderEliminarIntento animarme aunque ese refrán no siempre me ha convencido, nada más que el mal dure más que yo... (que por supuesto, no pienso durar cien años!!)
;) Besitos, guapa
- Cabopá:
Ay, mi niña, Maricarmen!!! y tú?... jaja
Nos olemos todas las noches, entre jazmines y sal...
Qué pena que me he perdido tus juegos (maldito blogger!!)
Felices sueños, guapetona, que descanses. Besicos
Los períodos de convalecencia son los más dolorosos. Se supone extirpado el mal, pero sigue el sufrimiento. Es como un dolor sin causa, sin explicación, sin porqué, se convierte en un dolor absurdo y, como tal, más hiriente.
ResponderEliminarMenos mal que ninguna convalecencia es eterna
Un besote
Lo analizas bien, muy bien, como siempre. Es cierto, será por eso que duele más, porque ya no tienen un porqué, o sí?
ResponderEliminarMenos mal.
Besos convalencientes