El fuego, que todo lo purifica,
me arranca de las entrañas
un grito ahogado.
Y siento el dolor de los dolientes,
de los dolidos
en uno sólo entregado.
Hefesto no sabe del juego,
todavía no se ha enterado,
y lanza el fuego a mis carnes,
a mi corazón templado,
de oca a oca,
y tiro porque me toca...
pero siempre me ha tocado
jugar la misma partida
contra un dios olvidado.
SE RÍE
Hace 1 día
Hola, vengo a devolverte tu cariñosa visita a mi blog.
ResponderEliminarMe han gustado mucho tus preciosos poemas.
Un beso
Gracias, Maripaz, será un placer recibirte siempre en esta espacio que ya es tuyo también.
ResponderEliminarBesos
Que lindo es leerte.. cuando te visito.. disfruto de tus versos.
ResponderEliminarDespués de mi ausencia es estupendo volver a leerte... me quedo como siempre por tu espacio..
Un abrazo
Saludos fraternos..
Que disfrutes del fin de semana..
Gracias, Adolfo. Buen fin de semana también para ti. Besos
ResponderEliminarEse fuego que limpia, pero también quema y destruye.
ResponderEliminarJuegas la misma partida, pero ahí sigues... eso no es perder.
Besitos
Jugar en una partida sin fin ¿será ese nuestro destino?
ResponderEliminarBesos, amiga Alís.