Me brotan las palabras a veces sin sentido;
las libero sin pensarlo dos veces
como un autómata, en un impulso loco.
Es un borboteo silábico,
efervescente,
que fluye, no se sabe dónde.
Se escapan, se escurren en tropel incesante.
Se mezclan, se confunden, se fusionan y,
a veces, eclosionan
como en un gran orgasmo lingüístico
para terminar en suspiro profundo de la nada.
LA VIDA ES UN CUENTO FEO
Hace 13 horas
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