He marcado en la pared
con el punzón de la ausencia,
como un Robinson que atrapa el tiempo
de forma rudimentaria,
los besos que me debes.
Y vengo a reclamarlos
con derecho adquirido,
porque me acostumbraste,
mal o bien,
a ser besada con incontable número
de pedacitos del alma,
del deseo.
Son tantos los besos que me debes,
que he venido hoy hasta tu puerta
como un animal hambriento de sueño,
hambriento de ti.
Los besos que me debes
no te los perdono,
te los incremento,
como en una operación mercantil desproporcionada,
usurera.
...Porque tus besos fueron míos
antes de ser tuyos.
EL NIÑO MUERTO
Hace 19 horas
Esas deudas hay que condonarlas, como la deuda a los países pobres... Es imposible cobrarlas... pues para qué hacerse mala sangre.
ResponderEliminarbesos
No amigo, jamás me cansaré de demandar más besos y menos si alguien me los debe. Me nutro de ellos, los necesito como el aire. Ya ves, cuestión de metabolismo.
ResponderEliminar;) Besos y más besos
buen blog, me gusto
ResponderEliminarte sigo, saludos.
Como gallega, tengo que decir que depende... jajaja
ResponderEliminarPero si la deuda es de quien quiere besarnos, entonces hay que anotar los que faltan y cobrar altos intereses. Claro que sí.
Me gustó mucho este poema
Besitos
- Puf, me he dado cuenta que le he contestado muy mal a De cenizas, lo que querí expresar realmente era: "...jamás me cansaré de demandar más besos y, más aún, si alguien me los debe".
ResponderEliminar- Gracias, Elyam, bienvenida. Besos.
- Jajaja, Alís. Ten por seguro que pido los besos a quien desea besarme. Para esto, entre otras cosas, soy muy exigente. Mil besos.