Pidió un cortado y encendió un
cigarrillo ante la mirada malhumorada del camarero que le indicó que
fumase en la calle. Y pensó que separar el café del tabaco era un
sacrilegio. Miró también a los ojos del camarero, pero no obtuvo el
perdón.
LAS CALLES
Hace 22 horas
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