Sus dedos tecleaban sacando notas entre
mayúsculas y minúsculas, blancas y negras.
La tecla Control quiso imponer orden,
pero su virtuosismo acariciaba la arroba en busca de una dirección a
la que deseaba escapar por una tecla hacia la izquierda, por eso
sería que pulsaba el Enter una y otra vez, penetrando así en el
sentimiento que provocaba la música de un piano virtual.
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