Ayer subí al tejado. La noche clara me
invitaba a adentrarme en el cielo, y éste se abría sin pudor ante
mí. No obstante, con mucha educación, pulsé una estrella y esperé
que alguien me invitase a entrar. Una niña descarada se coló delante
de mí. Yo seguí sus pasos.
MANICOMIO 237
Hace 1 hora
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