No sabe el mar...
sentada en la orilla pienso
no fue tu boca
la que me infundió el aliento,
no fue tu huella
la que dejó el recuerdo,
fueron las olas
que, sin yo saberlo,
trajeron nostalgia
y pájaros muertos,
visiones terribles
que olvidó el tiempo
y el regusto amargo,
salado... incierto
de lágrimas y espuma,
olas y tormentos.
No sabe el mar
-cuánto le detesto-,
que rugiendo en furia
se llevó el lamento.
Y hoy me asomo a verte,
sentada en la orilla
espero el encuentro.
LAS CALLES
Hace 23 horas
Quizas no a todos el mar les trae buenos recuerdos, buenas nuevas.
ResponderEliminarPero el hecho de sentarse a la orilla, me hace pensar que tiene algo especial, hechicero, magico!
Del mismo modo siento este poema hoy, es magico!
Besos y abrazos corazón!
Escribes tan bonito...
La magia del mar nos atrae como un potente imán y puede serenar o removernos por dentro, pero de ambas formas lo sentimos como poderoso.
ResponderEliminarBesitos, preciosa.
Gracias
Ése es el mar, que puede sosegarnos o angustiarnos, que da calma o tormenta... pero nunca nos deja indiferentes. Como la vida misma
ResponderEliminarBesitos
Nunca... como la vida misma, tú lo has dicho.
ResponderEliminarBesitos salados, mi cielo