He pasado las horas esperando tu llegada
con el libro entre las manos
para distraer la mente del tiempo,
para distraer mi espera esperada,
pero las historias no lo han conseguido,
y me he desesperado como nunca
en la espera,
como nunca esperada.
He contado las hojas de los árboles
como páginas del libro,
como páginas del viento,
y en cada una he dicho tu nombre
sin pronunciarlo, en silencio
para convocar a los espíritus
que te trajeran pronto,
que te trajeran,
que volaras hasta mí
como hoja de árbol,
como hoja de libro.
Porque mi mente
no lograba concentrase
sólo había un punto,
un pensamiento único...
Tic-tac,
el reloj ha golpeado
constante.
Y el sol de la tarde
ha iluminado la espera
proyectando una sombra
que anticipaba tu presencia.
Y yo me he derretido al sol
imaginando tus besos.
LAS CALLES
Hace 1 hora
Esas esperas engrandecen los encuentros... Y explicadas así, engrandecen la poesía.
ResponderEliminarbesos
¡Qué sería de los encuentros sin las esperas!
ResponderEliminarGracias
Besitos
Muchas veces quise distraerme de algo con un libro, pero tampoco lo habia logrado cuando esa espera se hace con tanta ansiedad!
ResponderEliminarTe distraes, y no hay otro pensamiento que no sea EL.
Bello como siempre, te abrazo!
El libro me puede llegar a distraer cuando la mente no está ocupada con algo tan deseado.
ResponderEliminarBesitos
Qué hermoso poema, Mercedes. Me contagiaste la prisa por el encuentro, que sin duda compensó la espera. Si no ¿por qué esperarlo con tantas ganas?
ResponderEliminarBesos
PD: Sigo ausente, pero me escaparé de vez en cuando para leerte.
La intensidad de la espera se corresponde con la intensidad del encuentro.
ResponderEliminarSé que te has escapado, gracias por venir mi cielo.
Besitos